viernes, 17 de febrero de 2017

Aceptar la realidad de la fibromialgia

Hola a tod@s:

Hoy quiero hablaros de la aceptación por parte del paciente de fibromialgia de su enfermedad, aceptación que no resignación, a mi modo de ver, dos conceptos totalmente distintos, aunque a veces se traten como sinónimos. Os recomiendo leer la siguiente web si no estáis convencid@s.


Aceptar la realidad de la fibromialgia
La enfermedad, como tod@s los que leéis este blog sabéis, cursa con dolor, insomnio y otros síntomas que no me gusta citar, porque como cada enfermo es un mundo, no quiero hablar de síntomas que puede o no llegar a desarrollar pero que sí puede preocupar o causar ansiedad en caso de pensar que se acabarán padeciendo, cuando no tiene por qué ser así.

Es esta una enfermedad en la que la aceptación es dura, ya que no se trata de una infección o un cáncer que se cura o te mata. La fibromialgia convierte la vida de los afectados en una carrera de fondo, contra uno mismo, en la que hay que medir las energías día a día, para alcanzar metas normales. La fibromialgia no mata, pero según me referís, hace desear la muerte.

Es por todo esto por lo que, aunque much@s os resistáis, es muy conveniente el apoyo de un psicólogo, no porque se esté mal de la cabeza, no porque sea una enfermedad psicosomática, sino porque a veces se precisa ayuda profesional para aceptar la enfermedad, para volver a ser una persona feliz a pesar de todo, para volver a ser uno mismo.
Aceptar la realidad de la fibromialgia

Hay que aprender, sí aprender porque no sabemos, a renunciar a hacer cosas normales que ahora no puedes hacer, a dejar de sentirte culpable por algo que escapa a tu control, que ni deseas ni has pedido, a dejar de sentirte frustrada, impotente y hasta avergonzada por tener que explicar constantemente tu dolor, tu cansancio… A dejar de sentir miedo a haberte convertido en una carga para tu pareja e hijos y que éstos acaben por abandonarte.


¿Cómo puede ayudarte una terapia de aceptación y compromiso? ¿Qué hay que aceptar?

La terapia de aceptación y compromiso, se basa, como su nombre indica, en aceptar aquello que no se puede cambiar, y por tanto en dejar a un lado la evitación como estrategia de afrontamiento, y en comprometerse con los valores u objetivos vitales. Es decir, comprometerse con las cosas que uno ama, y caminar en esa dirección.



Aceptar la realidad de la fibromialgia
Sí, sé que eres consciente de que no eres la que fuiste. Sí, ya has llorado mil veces tu duelo por quién fuiste y no volverás a ser. No te engañes. Eres la misma persona, pero con menos fuerzas. ¿O acaso una persona que se queda paralítica o ciega tras un accidente deja de ser esa misma persona? Lo mismo te pasa a ti. Puede que no puedas hacer las mismas cosas, pero eres la misma persona, no lo olvides. Y si hay algo que pueda ayudarte a estar mejor, a encontrar la fuerza para seguir en la brecha, a aprender a caerte cuando así lo necesites y luego levantarte y seguir adelante, ¿No merece la pena al menos probar?
Para más información consulta con una asociación de fibromialgia. O puedes leer el artículo que cito abajo.


Fuentes: González Menéndez A., Fernández García P., Torres Viejo I., Aceptación del dolor crónico en pacientes con fibromialgia: adaptación del Chronic Pain Acceptance Questionnaire (CPAQ)a una muestra española, 2010, Psicothema 2010. Vol. 22, nº 4, pp. 997-1003.

jueves, 9 de febrero de 2017

Disfruta de la dieta

Sobre la fibromialgia y la alimentación se han escrito millares de cosas, en su mayoría falsas. No existe, hoy por hoy, una dieta milagro que acabe con los síntomas y dolencias de la fibromialgia, pero sí es verdad que una alimentación adecuada a la enfermedad y a la persona, puede hacerte sentir mejor.

Al igual que en otras muchas enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, la diabetes la dieta puede influir en la fibromialgia. Una alimentación equilibrada puede aportar la energía, vitaminas y minerales imprescindibles para mejorar tu calidad de vida y evitar la aparición de complicaciones indeseadas debido a carencias o excesos.

Cuando uno oye la palabra dieta, por lo general, se echa a temblar. Sin embargo, si buscáis en la Wikipedia, dieta es sinónimo de alimentación, cualquier tipo de alimentación es una dieta. Así que vamos a tranquilizarnos y a estudiar en profundidad lo que normalmente nos dice un nutricionista o un dietista que hay que hacer.

1. Comer 5 veces al día

Disfruta de la dieta
Cuando te dicen que tienes que comer unas 5 veces al día se te cae el mundo encima y piensas “Dios, me voy a pasar el día comiendo”. Nada más lejos de la realidad. Esto se inspira en nuestra forma habitual de comer: Desayuno, aperitivo, almuerzo, merienda y cena. Cuéntalos y verás que son 5. Otra cosa que te dicen cuando haces dieta es que no te saltes ninguna comida. No te preocupes, tu estómago se suele encargar de recordarte que comas cuando tienes hambre, que curiosamente suele coincidir con las horas de comer.

2. Comer relajado

Parece más difícil eso de comer relajado y sin prisas, pero es algo que los latinos solemos hacer por costumbre, sin darnos cuenta. Nos gusta tomarnos nuestro tiempo, y hablar en las comidas, tener nuestra sobremesa... E incluso hay afortunados que pueden permitirse, dormir una media horita de saludable y reponedora siesta después de almorzar.

3. Aumentar el aporte de fibra

Disfruta de la dieta
Bueno la fibra realmente solo sirve para poder ir bien al baño y para que se nos llene más la tripa y no comamos en exceso. En mayor o menor medida la encontramos en frutas, verduras, frutos secos, legumbres y setas. Así que una ensalada o una parrillada de verduras o setas resulta de lo más recomendable. O un buen potaje si es invierno y se te apetece un plato de cuchara.


Y si te gusta más el pan blanco que el integral, que sepas que la única diferencia está en la cantidad de fibra. Engordan lo mismo.

4. Beber mucha agua

Con lo de beber 2 litros de agua al día… tampoco hay que obsesionarse, bebe cuando tengas sed, y fíjate en si tomas el suficiente líquido al día (zumos, sopa, infusiones, batidos…).

5. No abusar de azúcares ni bollería

Así que cuando necesites algo dulce, cómete un pastel de pastelería, o un helado, o galletas (cereales, al fin y al cabo) o recurre al chocolate, mucho más sano y que es como una anfeta que te dará el chute de energía que necesitas para soportar un mal día y además te pondrá de buen humor, porque el chocolate es uno de esos superalimentos que ahora tanto se llevan.


Y recuerda, es más sano tomar una cerveza o un zumo con la comida que un refresco.

6. Superalimentos

Disfruta de la dieta
No te obsesiones con lo de los superalimentos: La soja, la chia, la espirulina, las bayas de Goji… Pueden estar muy bien, pero la verdad es no me imagino a mi madre comiendo ninguna de ellas.

Si te hablo de un superalimento con las siguientes propiedades nutricionales: hierro, calcio, potasio, yodo, zinc, magnesio, vitamina A, vitamina B2, vitamina B6, vitamina B9, trazas de vitamina D, vitamina E, vitamina K, fósforo, bajo en grasas y sin colesterol, seguro que piensas en algún alimento exótico y de sabor asqueroso en lugar de en nuestro maravilloso jamón ibérico, el olivo con patas como se le ha llamado. Yo de vez en cuando, me sacrifico por mi salud y me como alguna ración. Sufriendo, pero lo hago, la salud es lo primero y además ahorro en complementos nutricionales que cuestan un ojo de la cara.

Me gusta acompañarlo de una cervecita (rica en ácido fólico y calcio que ayuda a mejorar la densidad ósea) o de un vinito (rico en antioxidantes y polifenoles y muy recomendable para el corazón). Todo sea por la salud.


Y si no te gusta el jamón, unas lentejas con arroz, una fabada, unas habas, unos garbanzos son de lo más nutritivas.

Recomendable para la fibromialgia

Una dieta equilibrada para la fibromialgia debe incluir frutas, verduras, cereales y legumbres en abundancia, grasas y proteínas de origen animal en su justa medida y que sea rica en potasio, zinc, silicio y selenio... Todo ello nos puede ayudar a mantener los músculos y los tendones en buen estado a la vez que ayuda a disminuir el dolor. Esto no significa que uno se tenga que atiborrar de complementos nutricionales. Muy al contrario, una dieta equilibrada proporciona todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita sin necesidad de recurrir a dichos complementos que normalmente resultan caros y que en ningún momento pueden sustituir a una buena alimentación. Tampoco significa que uno deba pasar hambre ni renunciar a aquello que le gusta. La dieta además de equilibrada debe ser variada y apetecible. Así que disfruta de la comida y no te sientas culpable.

Por ejemplo, sabemos que la ingesta de calcio ayuda a paliar los espasmos musculares y está presente en lácteos como la leche, yogures, quesos, helados, batidos, en legumbres, en vegetales como las acelgas y las espinacas y frutos secos entre otros. Si como a mí no te gusta el queso, eso no significa que no puedas tomar el calcio que necesitas recurriendo a otros muchos alimentos que seguro te gustarán. Para poder asimilar bien el calcio, nuestro cuerpo necesita vitamina D, que podemos encontrar normalmente en los mismos alimentos que nos proporcionan calcio. Eso sí la vitamina D la tomamos como provitamina D, que para transformarse en vitamina D necesita la luz solar. Ningún problema por estas latitudes. Basta con un paseo de unos 10 minutos varias veces a la semana y ya tienes la provitamina D transformada en vitamina D. Salir a hacer la compra o ir de escaparates cuenta como paseo.

Disfruta de la dieta
El magnesio interviene en el proceso de la contracción muscular y su carencia provoca estremecimientos musculares y calambres además de apatía y debilidad. El marisco, el pescado, los huevos, lácteos y frutos secos, te aportaran todo el magnesio que necesites. Así que ya tienes una buena excusa para ir de mariscada, porque además el marisco engorda muy poco ;-) Y si te ha pillado la cuesta de febrero, que es peor que la de enero, pues unos huevos con papas, tampoco están mal.

Las frutas en general te aportarán todas las vitaminas y antioxidantes (los que retrasan el envejecimiento) que precisas para combatir el estrés y reforzar el sistema inmune, sin necesidad de recurrir a suplementos. Tómalas de temporada. Además de resultar más económicas serán de aquí y habrán estado menos tiempo en cámaras frigoríficas, por lo que estarán más buenas y conservarán todas sus propiedades. Y un buen zumo, por ejemplo, de naranja, en el desayuno o en el almuerzo te darán energía para todo el día. Eso sí, procura que sea zumo natural y recién hecho. Si no quieres hacerlo, lo encuentras en cualquier cafetería.

Puedes encontrar potasio en lechuga, las endibias, la escarola, el perejil, el plátano, el mijo, las almendras, el maíz o las castañas, además de calcio, magnesio y sodio. Porque los alimentos no solo nos aportan un tipo de nutrientes, sino muchos.

Los tan cacareados omega 3, 6... los puedes encontrar en aceite de linaza, de nuez, de soja…Pero quien quiere tomar aceite de linaza, que además no puedes usar para cocinar si no quieres que pierda los omegas, pudiendo comer unas sardinas, unos boquerones, atún, jureles… Y cualquier otro pescado azul que se os ocurra. Si eres vegetariana, recurre de nuevo a los frutos secos.

No os olvidéis del refrán: “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo.” Si haces una cena liviana te ayudará a dormir y descansar mejor por la noche.


Disfruta de la dieta

Así que ya os digo comer bien no es difícil, comer sano no es aburrido, nuestra dieta mediterránea es la más sana del mundo, y si quieres adelgazar lo único que hay que hacer es no abusar de nada y reducir un poco las raciones y si algún día se te apetece una pizza, no es más que pan con tomate y queso, más sana eso sí, si la haces casera, igual que una hamburguesa: carne a la plancha con verduras. Si sustituyes el pan de hamburguesa por un mollete, estará más rica y será más sana.